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ELN califica de “espías” a los dos soldados secuestrados en cúcuta y admiten su retención

  • Rosa Hernández
  • 11 abr
  • 3 Min. de lectura

El grupo armado ilegal aseguró que aplicará su “normatividad insurgente” a los uniformados, capturados en zona urbana de la capital nortesantandereana. El Gobierno exige su liberación inmediata.


En un hecho que ha encendido las alarmas de las autoridades y agitado el ya frágil clima de seguridad en la frontera, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) confirmó este miércoles 10 de abril que tiene en su poder a dos soldados profesionales del Ejército Nacional, secuestrados un día antes en pleno casco urbano de Cúcuta.


A través de un comunicado difundido en canales asociados al grupo insurgente, el Frente de Guerra Urbano Nacional del ELN se atribuyó la retención de los militares Julián Reinel Sáenz y Yimer Andrés Coral Gómez, integrantes de la Brigada 30, quienes según la guerrilla fueron “capturados” mientras realizaban “labores de espionaje e intimidación a la población civil” en el barrio Colinas del Tunal.


Lo que las autoridades consideraron desde el primer momento como un secuestro, fue formalmente confirmado por el grupo armado, que además anunció que a los uniformados se les dará “tratamiento en correspondencia a su condición de espías”, bajo lo que denominaron su “normatividad insurgente y revolucionaria”.


La captura ocurrió mientras los soldados, según el Ejército, atendían denuncias de la comunidad por presuntas extorsiones en la zona. Allí fueron interceptados por hombres armados que se movilizaban en motocicletas. El Ejército Nacional, junto a la Policía, desplegó una operación urgente de búsqueda, pero hasta ahora no se tiene información concreta sobre su paradero.




Desde la región del Catatumbo, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, rechazó con firmeza el hecho, al que calificó como una “violación flagrante al Derecho Internacional Humanitario y a los derechos humanos”. Exigió respeto por la vida de los soldados y su liberación inmediata, al tiempo que destacó el despliegue de operativos en terreno: “Aquí nadie se rinde. Estamos trabajando con firmeza para proteger a las comunidades”.


Una semana crítica para la Fuerza Pública


El caso de Sáenz y Coral no es un hecho aislado. Apenas tres días antes, el 7 de abril, fue reportado el secuestro del soldado profesional Julio César Vásquez en Santander de Quilichao, Cauca. El militar, que participaba en el Programa de Retiro Asistido del Ejército, fue interceptado por hombres armados en una zona controlada por la estructura Jaime Martínez, disidencia de las Farc.


Las autoridades temen que este nuevo patrón de secuestros esté vinculado al reacomodamiento de los grupos armados ilegales y a una estrategia de presión directa en medio de los frágiles diálogos de paz entre el ELN y el Gobierno nacional.

Con tres soldados secuestrados en menos de una semana en dos regiones clave del conflicto armado el nororiente y el suroccidente del país, el mensaje de los grupos ilegales parece claro: la guerra no se detiene, ni siquiera en tiempos de negociación.


La frontera hierve

El secuestro en una zona urbana de Cúcuta, ciudad clave en la frontera con Venezuela, no solo revela el alcance operativo del ELN, sino que pone en evidencia el alto grado de inseguridad en una región donde se cruzan las economías ilegales, el narcotráfico, el contrabando y las disputas territoriales.


Mientras los familiares de los soldados claman por su regreso y el Gobierno intenta mantener la esperanza de una solución negociada al conflicto armado, el país vuelve a enfrentarse a su viejo fantasma: el secuestro como arma de guerra.

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