Dos tiros, dos muertes, mismo verdugo: así cayó el nuevo zar de las esmeraldas en Bogotá
- Rosa Hernández
- 7 abr
- 2 Min. de lectura
En menos de ocho meses, dos de los hombres más poderosos del mundo esmeraldero en Colombia fueron asesinados con precisión quirúrgica desde las alturas. Mismo conjunto residencial, mismo modus operandi. Un francotirador invisible. Un solo disparo. Muerte instantánea.

El crimen de Jesús Hernando Sánchez: un tiro, una caída, el silencio
A las 3:40 de la tarde del sábado 6 de abril, la tranquilidad del conjunto residencial Bosques del Marqués, en el norte de Bogotá, se quebró con una detonación seca. Jesús Hernando Sánchez, una de las cabezas visibles del millonario negocio de las esmeraldas en el país, cayó al piso. Estaba en compañía de su familia y amigos. No hubo tiempo para gritos ni ambulancias. El disparo fue certero. Murió al instante.
Desde uno de los cerros que rodean este exclusivo complejo, un tirador profesional ejecutó un crimen que hoy tiene en alerta a la inteligencia policial: el mismo lugar, la misma técnica, la misma víctima simbólica.
“Utilizaron un tirador experto desde los cerros orientales. Es una zona boscosa, con visibilidad directa a los apartamentos, imposible de detectar fácilmente”, dijo el brigadier general Giovanni Cristancho Zambrano, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá.
El fantasma de “Pedro Pechuga” vuelve a rondar
La escena parece calcada del 7 de agosto de 2024, cuando Juan Sebastián Aguilar, alias Pedro Pechuga, también fue asesinado por un francotirador en el mismo conjunto residencial. Aguilar, con un esquema de seguridad de 15 hombres, cayó sin que nadie pudiera reaccionar. El disparo vino de lo alto, desde el mismo bosque.
Aguilar fue la mano derecha de Víctor Carranza, el legendario y polémico zar de las esmeraldas, acusado en su momento de vínculos con grupos paramilitares y carteles del narcotráfico. Con Carranza muerto en 2013, Pedro Pechuga heredó buena parte del control en Muzo y otros puntos claves del “oro verde”.
Cuando Aguilar fue asesinado, Jesús Hernando Sánchez asumió como figura visible del gremio. Ocho meses después, cayó de la misma forma. Dos líderes, dos disparos, misma estrategia letal.
¿Quién manda en el mundo de las esmeraldas?
Sánchez no era un novato en las guerras del bajo mundo. En 2012 sobrevivió a un atentado en el centro comercial Andino, donde recibió nueve disparos. Este año, su nombre volvió a sonar tras ser señalado por un testigo en EE. UU. de presuntamente haber robado acciones de Cunas, una de las minas más grandes del país.
El francotirador, aún sin rostro ni identidad, se ha convertido en la sombra letal de esta nueva guerra esmeraldera. Una guerra que ya no se libra con fusiles en las montañas de Boyacá, sino con rifles de largo alcance desde los cerros de Bogotá.
⚠️ Una guerra silenciosa
El doble asesinato en el mismo lugar, con la misma precisión, ha encendido las alarmas del alto mando policial. Dos aeronaves y comandos del GOES fueron desplegados para buscar al tirador, pero el rastro se desvaneció entre la espesura de los cerros orientales.
En el mundo de las esmeraldas, las guerras nunca terminan. Solo cambian de protagonistas. Hoy, el gremio pierde a dos de sus hombres más influyentes. Mañana, ¿quién será el siguiente?
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