Más de 600 hombres han denunciado maltrato intrafamiliar en Norte de Santander
- TVCUCUTA
- 16 jun
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Aunque muchas veces invisibilizada, la violencia intrafamiliar contra los hombres es una realidad que va en aumento.

Estigmas sociales, vergüenza y la falta de rutas institucionales diseñadas para atenderlos hacen que miles de casos queden en silencio.
De acuerdo con datos del Sistema de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila) del Ministerio de Salud, más de 85.000 casos de violencia intrafamiliar y de género se han registrado en Colombia en lo que va de 2025. Lo que pocos imaginan es que, de ese total, cerca de 20.000 víctimas son hombres, es decir, el 23,2 % de los casos notificados.
En el departamento de Norte de Santander, las cifras son aún más alarmantes: 2.145 casos de violencia intrafamiliar reportados, de los cuales 625 corresponden a hombres, lo que representa casi un tercio del total (29,1 %). Estos datos revelan un fenómeno que, aunque muchas veces ignorado, afecta a cientos de familias en la región.
Cúcuta y Ocaña lideran los reportes
Los municipios con mayor número de denuncias por parte de hombres son Cúcuta (205 casos), Ocaña (127) y Villa del Rosario (41), seguidos por Pamplona, Los Patios, Teorama, entre otros. Incluso en municipios pequeños como Santiago, Lourdes y Bochalema, al menos un caso ha sido reportado, demostrando que el maltrato masculino no distingue lugar ni condición social.
Violencia que no siempre deja huella visible
Entre los tipos de violencia más comunes hacia los hombres en el hogar están el maltrato psicológico, el control financiero y la agresión física, aunque esta última es la que menos se denuncia por miedo a ser estigmatizados o no tomados en serio.
Luis Fernando Rojas, trabajador social y orientador familiar, afirma que la falta de rutas de atención específicas para hombres agrava el problema.
El dolor no tiene género: urge un cambio cultural
Especialistas coinciden en que el subregistro es alto. Muchos hombres callan por miedo al ridículo, al juicio social o incluso a perder la custodia de sus hijos si denuncian.
La violencia doméstica no distingue género, y el silencio que envuelve a las víctimas masculinas también debe romperse. Es hora de visibilizar sus historias, garantizar rutas de atención dignas y construir una sociedad donde la empatía y la justicia sean iguales para todos.



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