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Simpática, la mula biónica del Catatumbo que sobrevivió a la guerra y hoy camina por la esperanza

  • Rosa Hernández
  • 10 abr
  • 2 Min. de lectura

En las montañas sembradas de guerra del Catatumbo, donde la violencia ha sido una constante y el miedo una rutina, una historia de resistencia se abre paso con el trote firme de una mula que se niega a rendirse. Su nombre es Simpática, y contra todo pronóstico, hoy vuelve a caminar gracias a una prótesis fabricada especialmente para ella. Su historia no solo emociona: sacude conciencias.


La guerra no distingue. Las minas antipersonales, sembradas como trampas invisibles en veredas y caminos, no solo cobran víctimas humanas. También los animales, esos compañeros silenciosos del campo, sufren sus estragos. Simpática es prueba viviente y ahora biónica de ello.



Todo ocurrió en Vetas de Oriente, una vereda rural de Tibú, Norte de Santander. Simpática, como cada día, pastaba libremente en la finca de su amo, cuando una explosión cambió su vida para siempre. Había pisado una mina. Su extremidad trasera quedó destrozada. El dolor era indescriptible. Las opciones, crueles, eutanasia o una cirugía de alto riesgo.

Pero entonces apareció un ángel con bata de veterinario. Brand Mogrovejo Riveros, profesional de la zona, no dudó. “Decidí de todo corazón ayudarla y darle una mejor calidad de vida”, dijo. La cirugía fue un éxito, pero aún faltaba lo más complejo: devolverle la movilidad a una mula que ahora tenía solo tres patas.


De la tragedia al milagro digital


La historia, contada en redes sociales, pronto se hizo viral. La imagen de la mula con mirada noble y cuerpo herido conmovió a miles. Así fue como la empresa Ortocanis, con sede en Bogotá y dedicada a fabricar dispositivos ortopédicos para mascotas, decidió asumir el reto: diseñar una prótesis para una mula de 200 kilos. Nunca lo habían hecho. El proyecto era inédito. Pero lo lograron.


Tras un análisis biomecánico completo, crearon una prótesis articulada, liviana, cómoda, resistente y con una garantía de dos años. “Una extensión natural de su extremidad”, dijeron sus creadores. Y así, Simpática se convirtió en la primera mula biónica del Catatumbo. Un símbolo de ciencia, empatía y resistencia.


Hoy, Simpática ya no pasta en campo abierto. Vive protegida, acompañada y con un propósito nuevo: acompañar a niños y jóvenes en procesos terapéuticos. “Ella va a sanar otras vidas, así como sanó la suya”, dice Brand Mogrovejo, ahora su cuidador permanente.


En su pata biónica hay una palabra grabada: Resiliencia. Pero Simpática representa mucho más: es un mensaje vivo en medio de la guerra. Un recordatorio de que los animales también son víctimas, aunque muchas veces invisibles, de este conflicto armado que no cesa.

 

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