Superindustria sanciona a Yeferson Cossio con millonaria multa por publicidad engañosa en su curso ‘Método Cossio’

La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) asestó un duro golpe al influenciador Yeferson Cossio, al confirmar una millonaria multa en su contra por publicidad engañosa relacionada con su polémico curso digital conocido como ‘Método Cossio’.

El creador de contenido, reconocido por sus excéntricos videos y lujoso estilo de vida, deberá pagar 813 millones de pesos luego de que la entidad concluyera que engañó a miles de consumidores con promesas falsas de éxito financiero y crecimiento en redes sociales.

Según la SIC, la publicidad del curso les hizo creer a los usuarios que podrían recuperar su inversión con solo publicar su primer video y que, en un lapso de apenas cinco meses, alcanzarían resultados económicos significativos. Sin embargo, tras analizar el contenido promocionado y las condiciones reales del producto, la Superintendencia determinó que se trataba de mensajes publicitarios sin sustento ni garantía alguna.

“Este tipo de publicidad afecta la confianza de los consumidores y promueve expectativas irreales. La sanción busca proteger el derecho a una información veraz y evitar abusos en plataformas digitales”, señaló la SIC en un comunicado.

El curso fue promovido como una fórmula mágica para volverse millonario desde casa, monetizar redes sociales y ganar miles de seguidores, una narrativa que captó la atención de jóvenes en todo el país y se viralizó rápidamente.

La multa contra Cossio marca un precedente importante en la regulación de influencers y vendedores de cursos digitales en Colombia, quienes han multiplicado sus ganancias ofreciendo fórmulas exprés para el éxito económico en plataformas como Instagram, TikTok y YouTube.

Hasta el momento, Cossio no ha emitido un pronunciamiento oficial frente a la sanción. Sin embargo, en redes sociales ya circulan críticas, memes y comentarios divididos sobre el caso, con usuarios que lo respaldan y otros que exigen mayores controles contra figuras públicas que lucran con promesas vacías.

Esta decisión de la Superindustria reabre el debate sobre la responsabilidad ética de los influenciadores digitales y la necesidad de regulación en la economía de la atención, donde la fama a veces vale más que la verdad.